Júbilo eterno

Muchas personas llenas de júbilo
no comprenden tan dichosa actuación;
juntaron, pues, sus manos para rezar,
mas yo no lo lograba ni sentía tal júbilo,
me faltaba tacto, me sobraba intención, buena intención…

El viento parecía haberme acusado,
mentí y me mentiste,
cual dos amantes mal amaestrados,
las constelaciones se empezaron a romper,
las estrellas cada una por su lado corriendo,
todo iba a empezar a salir mal.

Han cambiado muchas cosas en nuestra gozosa vida,
grandes superficies de recuerdos vertebrados,
controlados por el mismo personaje de mis pesadillas,
el que no me deja tocarte, el que se viste con harapos.

Hace muchos años me entregué a ti
en cuerpo y alma, me columpiaba en tus manos,
me guardabas un sitio preferente en tu atalaya,
pero todo se revuelve y cambia…
atravesando historias,
recordando penas,
se moja la chispa
y se apaga la llama.

Sufrimos entre espejismos de corazones drogados,
de camisas sin botones, sin ojales, ni rayas…
Aun estoy a tiempo de recordarte extraña,
de extrañarte toda,
desnuda en mi cama,
sonriente como un hada…

Os regalo mis malos momentos antes de olvidarlos,
os recuerdo que me olvidaré de los duros tragos,
de las noches desoladas y de las lágrimas vertidas.

Momentos de locura, sólo en tu atalaya,
sentado en dos sillas, como si estuvieras tú,
han pasado muchos años y el tiempo ya no es oro,
se apagó tu luz, el cariño sigue vivo, incesantemente vivo.